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lunes, 11 de febrero de 2013

UN DIAGNÓSTICO PÓSTUMO Y UNA SONRISA ROBADA

Por Mónica Lalanda ( http://medicoacuadros.wordpress.com )

Que alguien te pida ayuda en el diagnóstico de una patología, es lo normal en la vida de un médico, pero cuando la paciente se trata de la hija de un alto cargo nazi, fue torturada por las tropas aliadas, lleva décadas muerta y el relato de sus síntomas ha sido extraídos de unas cartas de amor, sabes que tienes por delante un viaje fascinante. Si además acabas siendo parte de una novela, ese viaje se convierte en un privilegio.
Este es sin duda el acto médico más extravagante que he vivido nunca. Un diario, un lapicero para subrayar e internet han sido mis únicas herramientas diagnósticas. Sin exploración, sin historia previa, solo descripciones que podrían traducirse como síntomas y medias palabras que quizás eran signos. Y las fotos amarillentas de una joven que era incapaz de sonreír, Edelgard.
José Antonio Abella (médico y escritor) decidió hace ya años, investigar la vida de esta mujer alemana basándose en el diario de su amigo José Fernández, el joven español con quien se carteó y de quien se enamoró Edelgar en los años 50. Un intercambio epistolar apasionado, lleno de ternura y de frustración, de palabras no dichas y de historias que solamente se leen entre líneas.  Pero Abella fue mucho mas allá y dedicó años a investigar esa parte de la historia que produce pudor contar, lo que pasó con la población civil alemana al final de la segunda guerra mundial y las terribles atrocidades que se cometieron; esa parte de la historia que todos hemos preferido ignorar como moneda de cambio del salvajismo nazi.
La sonrisa robada es el resultado de su esfuerzo. Una novela donde se mezcla historia, medicina, romanticismo, amistad, realidad y ficción. Capítulos que se mueven en el tiempo, unos ocurren en la posguerra inmediata o en los años 50 y otros en el presente. Y sorprendentemente, ahí estoy yo, sentada en varios capítulos con mi nombre y apellido; como médico y como lectora compulsiva, no puedo pedir más.
Preveo que este libro será un enorme éxito, sus páginas te enganchan, te conmueven, te zarandean por dentro y te atrapan. Desde aquí le agradezco a José Antonio Abella el haberme permitido ser parte de la historia de Edelgard y Jose y el haber confiado en mí diagnóstico. Edelgard, a quien nunca conocí ni traté, será ya siempre mi paciente más inolvidable.

http://medicoacuadros.wordpress.com/2013/02/10/un-diagnostico-postumo-y-una-sonrisa-robada/

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